La importancia de las palabras (II.2) Patriarcado VS Mediación

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Victor Mencía Almansa

Si estás buscando a esa persona que te cambie la vida, mírate en el espejo”   (Anónimo)

  

Más sobre el origen del Patriarcado. El Derecho Romano

Siguiendo con el hilo del artículo (II.1)…, primero se complementa el origen del Patriarcado con “la teoría de la infidelidad”. A continuación se expone desde los comienzos, el marco histórico que da soporte jurídico (la Ley) a la Mediación. O sea, el Derecho Romano como cuna de nuestro Ordenamiento Jurídico, sin olvidar la relación hombre-mujer. Más adelante en otra entrega se incidirá en la importancia de las palabras, y en otro donde se considere que ha quedado suficientemente fundamentado, se abordará la hipótesis de partida: Patriarcado VS Mediación.

 

Es importante recordar que en todo momento se ha evitado hacer apología de los “ismos” (machismo, feminismo, victimismo, etc…), que pudiera desvirtuar el verdadero objetivo del artículo que es fomentar la Mediación como herramienta de Cultura de Paz. Lo que no es contrario a tener que exponer episodios con mayor o menor dramatismo de la Historia de la Humanidad, para los cuales se intentará ser lo más objetivo posible. 

 

04.- COMPLEMENTO AL ORIGEN DEL PATRIARCADO: ”LA TEORÍA DE LA INFIDELIDAD”

 

Se ha expuesto (II.1) que el primer hombre que asesinó a otro hombre debió sentir en su interior un sufrimiento tan grande que no fue capaz de cargar y responsabilizarse él solo con dicha culpa o peso. Que muy probablemente lo querría compartir con su compañera, e incluso deshacerse de dicho peso, “traspasándoselo”, y ella aceptarlo (Caín-Abel, Adán-Eva, la manzana…).

 

Pongámonos nuevamente en aquella época…, cuando todavía la mujer era respetada y ensalzada por el hombre, por su condición de “única protagonista” en la maternidad (junto con la Diosa de la Fertilidad o Diosa Madre). Ella sabía quién era su hijo, todos los del clan sabrían quiénes eran las madres, pero nadie sabría quién era el padre a ciencia cierta.

 

Sin embargo llegaría un momento en el que las condiciones se darían para ser evidente, que teniendo ella cópula con un solo hombre, por los motivos que fuese, al final el hijo terminaría teniendo un enorme parecido físico y anímico a dicho único hombre, distinguiéndose de los demás hombres del clan. Incluso muchísimo antes, muchos padres e hijos, muy probablemente sentirían ese vínculo espiritual que une a las personas más cercanas, sintiendo en su interior algo Superior que te dice que tienes mucho que ver con esa persona. Tarde o temprano terminó derivando en el descubrimiento de la Paternidad, como uno de los hechos más importantes de la Historia de la Humanidad.

 

En esa fase en la que el hombre quiso controlar cuál era su descendencia, la monogamia se empezó a establecer. Con ella llegarían los celos, el adulterio, los tabúes sexuales, etc… Hasta entonces la “libertad sexual” sería tan natural que ni siquiera existiría el concepto de “promiscuidad”, entendida con el carácter despectivo que se suele otorgar. Entonces se darían muchas situaciones en las que algunos hombres que empezaron a controlar a sus mujeres con el pretexto de la reproducción, empezarían a incumplir dichos “acuerdos” de monogamia. Así como algunas mujeres tan acostumbradas a lo que sus madres les contarían sobre la libertad sexual ancestral, verían lo que seguía ocurriendo en su propio clan, que no terminarían de creerse lo de la monogamia como algo totalmente obligatorio e impuesto. En tal situación ¿quién fue el primero que incumpliría la monogamia, el hombre o la mujer? ¿Fue solo el hombre sistemáticamente el que lo hacía, y la mujer lo padecía? ¿O fue primero la mujer quien lo hacía y el hombre lo padecía, que luego se vengaría por ello? ¿Fue una mezcla de estos dos escenarios? ¿En qué proporción?

 

A menos que aparezcan nuevos datos arqueológicos, no hay constancia de ello. De lo que sí hay evidencias es que al principio se respetaba y ensalzaba a la mujer como a un ser especial, y luego se pasó al extremo opuesto de la dominación y minusvaloración a lo largo de la Historia. ¡Algo habría ocurrido para pasar de un extremo al otro! Podríamos decir que es el punto de inflexión de la Humanidad, la brecha indiscutible o separación de nosotros mismos respecto a nuestras condiciones masculina-femenina. A menos que pensemos que ensalzar a la mujer como única responsable por engendrar un hijo (junto con la Divinidad), ya es en sí una separación de la realidad, de la Verdad y por tanto de la propia Divinidad.

 

Todo ello daría lugar a las primeras INFIDELIDADES de pareja, y en adelante la validación de dicho comportamiento social.

 

En una infidelidad de pareja, ¿quién es el que tiene la culpa, o mejor dicho la RESPONSABILIDAD? ¿El que se va con otra persona, o el que todavía no se ha enterado que la pareja se ha ido con otra persona? ¿Cuánto de eso queda aún en nosotros, hombres y mujeres, transmitido de generación en generación a través del ADN y del Inconsciente Colectivo?

 

La infidelidad no ocurre de un momento para otro. Es uno de los frutos de la desconfianza entre ambos. Si uno ha estado proyectando desconfianza en el otro durante cierto tiempo, el segundo sabe que de alguna forma no existe una relación de confianza. Y muy probablemente derivará en una situación conflictiva de ruptura o de dominación: víctima-victimario. Como la herramienta principal para perpetuar la posición de superioridad era la condición física, parece que todo eso terminó derivando en el “Patriarcado”…, así hasta nuestros días.

 

Pero entonces, ¿cuál sería el verdadero motivo del origen del Patriarcado? ¿El asesinato? ¿Las guerras, el hambre, la necesidad? ¿La Infidelidad? ¿etc…?

 

¡Muy probablemente sería una combinación de todas ellas, que se materializaría en el momento con más posibilidades de expandirse! Probablemente el avance de la Arqueología y la ciencia forense nos arrojará cada vez más la certeza de este conocimiento. Mientras tanto nos tendremos que conformar con elucubraciones.

 

Sin embargo para profundizar en el presente artículo, muchos son los datos orientativos que recogemos como valiosos, tales como que el Patriarcado: 1) …podría haberse gestado hace entre 20.000 y 25.000 años, 2) …es algo relativamente reciente respecto a la aparición del Homo Sapiens (hace 315.000 años), 3) … si consideramos la rama del HOMO (hace 3.000.000 años) tendríamos que decir que 25.000 años es una proporción muy pequeña, 4) …que es una creación conjunta entre el hombre y la mujer, 5) …que ha sido fraguado a lo largo muchos cientos de miles de años muy probablemente a partir de creencias equivocadas y mucha falta de información, y 6) …que el detonante parece haber sido una proporción de los pecados capitales (lujuria, ira, soberbia, envidia o codicia, avaricia, pereza y gula).

 

Todo esto podría estar teniendo una repercusión directa, en que la Mediación no esté prosperando actualmente de forma más contundente…, como se irá viendo más adelante.

 

 

05.- DERECHO ROMANO, CUNA DE NUESTRO ORDENAMIENTO JURÍDICO. HOMBRE-MUJER:

 

La Mediación tal y como la conocemos hoy en día, no existiría de no existir el respaldo jurídico que le da soporte: la Ley. El Derecho Romano es la cuna de nuestro Ordenamiento Jurídico. Se ha visto necesario desarrollarlo, para exponer las sinergias entre ambos.

 

El Derecho Romano había sido engendrado para poner orden en una época de violencia y guerras, que privilegiaba a los hombres. Le daba una pobre atención a los no-romanos, esclavos y mujeres, quienes eran considerados ciudadanos de segunda categoría. El culto a la violencia y a la guerra, creaba en el inconsciente colectivo de la sociedad romana un cierto desprecio por la debilidad

 

Desde el mismo nacimiento, era frecuente que las niñas fueran asesinadas. El infanticidio no solo era muy común en el mundo greco-romano, sino que era tolerado y legitimado. Séneca, el famoso Filósofo y Orador (4-65 d.C.) contemplaba el derecho de ahogar a los niños en el momento del nacimiento como algo “razonable”. Tácito (55-120 d.C.) censuró como una práctica “siniestra y perturbadora” el que los judíos condenaran como pecado el matar a un hijo no deseado. Platón (427-347 a.C.) escribió en su República y Aristóteles (384-322 a.C.) en su Política, recomendando el infanticidio como una de las medidas institucionales que debía seguir el estado. 

 

Nacer mujer dentro del imperio romano representaba una gran desventaja. La “Ley de las doce tablas” o “Ley de Igualdad Romana”, era un texto que contenían normas para regular la convivencia del pueblo romano. Por ejemplo, permitía al padre abandonar a cualquier recién nacido, especialmente si se trataba de una niña, un bebé débil o con malformaciones. 

 

En excavaciones de ciudades romanas del Mediterráneo se han descubierto una gran cantidad de restos óseos de bebés, siendo la gran mayoría neonatos del sexo femenino. La evidencia era que los hombres superaban demográficamente a las mujeres en una proporción de 131-100 en Roma, y de 140-100 en Italia, Asia Menor y África. O sea que había entre el 25 % y el 30 % más de hombres que de mujeres.

 

Como consecuencia de esta política, las familias generalmente solo tenían una hija. Las demás eran asesinadas al nacer. Si una mujer lograba sobrevivir a un infanticidio, generalmente no le esperaba una buena vida, o al menos una vida de igualdad con el hombre.

 

Las mujeres eran obligadas a casarse aún siendo niñas. En muchos casos sin alcanzar la pubertad. Plutarco (45-127) menciona que los romanos entregaban a sus hijas para que contrajesen matrimonio, cuando tenían doce años o incluso menos. El Derecho Romano consideraba que la edad apropiada para que la mujer se casase, eran los doce años. Sin embargo una niña podía ser obligada a casarse antes, aunque solo se le consideraba esposa legal cuando alcanzara los doce años. 

 

Aunque parezca extraño, las críticas frente a estos comportamientos eran poco comunes. Y las evidencias arqueológicas muestran que los matrimonios, incluso si se celebraban antes de que la niña alcanzase los doce años, eran consumados. Algo que resulta sorprendente es que la Ley Romana contemplaba leyes para las adúlteras de menos de doce años. 

 

Los escritores griegos no podían concebir a sus esposas como iguales. Algunos contratos matrimoniales, obligaban a la mujer a la obediencia absoluta al marido. 

 

En el contexto judío las cosas no eran diferentes. En las disputas acerca del divorcio, una rama de los fariseos, la rama de Hillel, sostenía que un hombre podía abandonar a su esposa si algo de ella no le complacía. Por ejemplo, si la comida que preparaba no le gustaba. 

 

El contraste con el cristianismo era muy notable. El Cristianismo atraía naturalmente a las mujeres por varias razones. En primer lugar les ofrecía igualdad y dignidad. De entrada el cristianismo condenaba el infanticidio. Por otro lado, el trato dentro de la vida conyugal era muy distinto al de la sociedad romana. Los hombres y las mujeres eran iguales. Se condenaba el divorcio, el incesto, la infidelidad matrimonial y la poligamia. La infidelidad tanto del hombre como de la mujer eran vistas con la misma gravedad. Por otro lado, las mujeres que crecían en el cristianismo o que se convertían antes de casarse, tenían muchos beneficios, como casarse a una edad mayor y la opción de escoger a su esposo. De esta forma una mujer pagana, tenía tres veces más posibilidades que una cristiana de contraer matrimonio, antes de los trece años. El 44% de las mujeres paganas ya estaban casadas a los 14 años, en comparación con el 20% de las cristianas. El 48% de las cristianas eran aún solteras a los 18 años. 

 

Las mujeres que enviudaban dentro del Imperio, soportaban una gran presión, incluso legal, hasta casarse de nuevo. Augusto (63-14 d.C.) llegó a disponer que si la nueva boda no se celebraba en un plazo de dos años, las viudas se verían sujetas a una SANCIÓN LEGAL.

 

Dentro del cristianismo, las viudas eran tratadas con dignidad. Se llegó a organizar un importante sistema de ayuda social para apoyar a las viudas, que fue pionero para su época. En el Nuevo Testamento, Pablo menciona en varias de sus cartas el cuidado que la congregación debía tener con las viudas que carecían de recursos. 

 

Por todo ello, el cristianismo, mucho tiempo antes de convertirse en la religión oficial del Imperio Romano, se volvió muy popular entre las mujeres. El cristianismo les daba dignidad a las mujeres. También al exigir a los varones que adoptasen patrones de conducta igualitarios como la fidelidad conyugal, el respeto y el amor. 

 

En un pasaje del Nuevo Testamento se dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.” (Efesios 5:25, RVR 1960)

 

El cristianismo no solo tuvo una enorme acogida entre las mujeres, sino que además fue gracias a ellas que llegó a los estratos superiores de la sociedad. Son abundantes los casos de mujeres de alta sociedad que empezaron a convertirse al cristianismo, y que educaban a sus hijos en la nueva Fe. Cuando el cristianismo estaba en las puertas de convertirse en la religión del Imperio Romano (S. IV), un gran porcentaje de la población ya era cristiana.

 

Cuando en el Siglo IV el emperador romano Constantino (Flavio Varelio Aurelio Constantino) adoptó como religión única el cristianismo, empezó un punto de inflexión hacia la IGUALDAD, que hoy en día sigue en proceso.

 

06.- REFLEXIONES PERSONALES:

 

.- DESMITIFICANDO EL MITO: Todos tenemos nuestra condición masculina y femenina “habitando” dentro de nosotros. Son dos condiciones inseparables de la misma realidad a la que llamamos Humano. Al igual que en nuestro mundo co-existen el frío-calor, alegría-tristeza, oscuridad-luz, noche-día, alto-bajo, melodía-ruido, hombre-mujer, etc… Es la eterna dualidad inseparable e inherente a la vida en el planeta Tierra…, la una no podría existir sin la otra. Si nos cerramos y rechazamos a la oscuridad, estaremos cerrándonos a nuestra capacidad de sentir-ver, y por tanto nos estaremos cerrando al mismo tiempo a sentir-ver la luz. Si no amamos la oscuridad de la noche, ¡cómo vamos a disfrutar de un magnífico cielo estrellado…! Sin habernos dado cuenta, nos habremos cerrado también a sentir-ver el día soleado. Si nos cerramos y rechazamos a la tristeza, estamos cerrándonos a nuestra capacidad de sentir en general, y por tanto al mismo tiempo estará mermada nuestra capacidad para sentir alegría. Si nos cerramos y rechazamos a nuestra condición femenina, estaremos cerrándonos al mismo tiempo a sentir el Humano en todo su esplendor, y al mismo tiempo estaremos cerrándonos a sentir nuestra condición masculina. Etc…

 

Llevamos tantos años, siglos y milenios autosugestionándonos de que nuestra condición masculina es superior a la femenina y que nuestra condición femenina es inferior a la masculina, que habíamos terminado interiorizando que eso era así. Probablemente ni nos hemos dado cuenta del daño que nos hemos hecho. Todavía nos seguimos preguntado de dónde vienen tantas guerras, dolor, hambre, inmundicia,…., cuando hemos sido nosotros mismos los que hemos promovido dicha SEPARACIÓN o conflicto con nosotros mismos y por tanto con la Divinidad.

 

Durante muchos milenios hemos avalado esta separación-dominación, hasta el punto que le hemos dado una justificación “divina” o “religiosa”, diciendo que “la mujer procedía de una costilla del hombre…” y para que fuese dogma de fe y sirviese al hombre en su afán de dominación contra la mujer, le pusimos el sello de que nos había sido revelado por la Providencia Divina.

 

Hoy en día, 500 años después de que Andrés Vesalio (anatomista belga, S. XVI) confirmase oficialmente que hombres y mujeres tenemos cada uno 24 costillas (14 verdaderas, 6 falsas  y 4 flotantes), y evidenciar que tal diferencia física hombre-mujer había sido un falso mito, sigue existiendo en el inconsciente colectivo una profunda huella de lo que durante milenios el Patriarcado atribuyó a la Providencia Divina.

 

 

 

Que hombres y mujeres no nos diferenciemos en el número de costillas, no significa que no hayamos estado viviendo en la separación de nuestras dos condiciones (masculina-femenina). Actualmente con el “Patriarcado”, que promueve la supremacía de la condición masculina sobre la femenina, y antes con la época “Matrilineal”, que se ensalzaba a la mujer y otorgaba el respeto por la creencia de su participación exclusiva en la procreación (junto con la Divinidad), ¿no son las dos situaciones, épocas de separación de la realidad, de la Verdad, y por tanto de la Divinidad?

 

Si queremos comprender por qué la Mediación hoy en día no avanza a pasos más contundentes, debemos encontrar el sentido de cómo se ha “nutrido” y sigue “nutriéndose” de todas estas realidades. ¿Podríamos considerar a la Mediación como parte de esa semilla que ayude a generar una situación de RECONCILIACIÓN entre nuestras dos condiciones (masculina-femenina) y que nos está costando mucho aceptar dicho cambio?

 

.- ORDENAMIENTO JURÍDICO Y MEDIACIÓN: Nuestro Ordenamiento Jurídico tiene sus raíces en el Derecho Romano. El Imperio Romano era una sociedad eminentemente Patriarcal, que promovía la desigualdad hombre-mujer. 

 

Ante una sociedad prolífica cuyo sello era la violencia y la guerra, pero que también pretendió poner orden en el Imperio creando el Derecho Romano, no es difícil pensar que si en aquellos entonces se hubiesen propuesto herramientas alternativas de solución de conflicto como la Mediación, hubiesen sido tachadas como signo de DEBILIDAD, por ser garante de la promoción de Valores como la flexibilidad, empatía, asertividad, resiliencia, etc…

 

Si para la resolución de los conflictos hemos heredado la naturaleza de lo que creamos en la época romana, nos debería resultar sencillo comprender lo que actualmente está ocurriendo con la Mediación, que prospera pero a pasos ínfimos, y que pudiera estar “atada en corto” por el Patriarcado.

 

La desigualdad de género hoy en día sigue existiendo en prácticamente todos los países, en unos más que otros. Aunque el cambio ha sido bastante grande…, pero sigue siendo insuficiente.

 

.- ACEPTANDO NUESTRO PASADO: “NUESTRO ESPEJO”

Solo si somos capaces de ACEPTAR…, estaremos en condiciones propicias para integrar que lo que hemos vivido ha sido solamente eso…., una parte de nuestro camino y de nosotros mismos.

 

Si seguimos echando la culpa al exterior como tantas veces hicimos antaño, diciendo que si mi padre… (mi madre…, mi hermano…, mi profesor…, mi compañero de clase…, el partido del gobierno…, la desigualdad de género…, etc…) hubiese sido de otra forma, ahora yo sería más feliz. Todas y cada unas de esas veces le hemos entregado el Poder de nuestras vidas al exterior, a algo que no dependía de nosotros. Dejamos de responsabilizarnos de lo que nos sucedía, y en definitiva podríamos decir que perdimos el norte de nuestras vidas.

 

Si todo lo que nos sucede de una u otra forma hemos aceptado previamente vivirlo, ¿por qué cuando llega la hora de vivirlo, si eso no nos agrada, decidimos echar la vista hacia otro lado y no “nos miramos en nuestro propio espejo”? ¿Pudiera ser que nos diese miedo vernos reflejado como un ser abominable, y preferimos engañarnos a nosotros mismos pensando/diciendo que lo malo que me sucede es culpa/responsabilidad de los demás, de otras generaciones, etc…?

 

Si siento que en mi vida existe que “me están ROBANDO”, ¡debería “mirarme”! No vaya a ser que haya algo en mí que yo esté haciendo de igual forma. ¡Quizá estoy robando parte de la felicidad a mi padre, a mi madre, a mi mujer, a mi hijo/a, a un vecino, a un amigo, etc…, porque no hago lo que realmente tengo que hacer como persona responsable, o que me falta reconocer/aceptar ciertas cosas!

 

Si siento que en mi vida existe la “DOMINACIÓN”, ¡debería “mirarme”! ¡No vaya a ser que esté permitiendo que haya algo en mí dominando a otra parte! Pudiera ser que estoy arrinconando mi condición femenina, para intentar tener más éxito en un mundo dominado aún por el Patriarcado. Pudiera ser que mi parte más DULCE o SENSIBLE la estoy ocultando a los demás, no vaya a ser que me digan que es impropio de un hombre/mujer que quiere triunfar en la sociedad actual Patriarcal.

 

Si siento que en mi vida existe la “INFIDELIDAD”, ¡debería “mirarme”! ¡No vaya a ser que entre mi condición masculina y la femenina, esté permitiendo una falta de fidelidad! ¿Hasta qué punto hemos estado “faltando” a lo largo de la Historia de la Humanidad a nuestra condición masculina, y en los últimos tiempos más a la femenina pensando que es la única forma de “compensar” tanta “descompensación”?

 

Si en mi vida existe que para que la Mediación prospere en la sociedad actual, está necesitando de un recorrido demasiado “empinado”, ¡debería “mirarme”! ¿Qué es lo que la Mediación representa en mí?, y… ¿si lo estoy cumpliendo y atendiendo? Porque si para mí representa mi parte más sensible, humana, flexible, asertiva, resiliente, etc… ¡quizá a la otra parte mía no la estoy atendiendo y reconociendo como se merece!

Hasta que no aceptemos que esa SEPARACIÓN y distanciamiento entre las condiciones masculina-femenina las hemos creado nosotros y nadie más…, difícilmente seremos capaces de mirarnos a nosotros mismos como lo que somos, un único Ser con una Luz impresionante. Solo a través de la ACEPTACIÓN (verdadero acto de FE) de que todo lo vivido lo hemos “llamado”/aceptado nosotros mismos para tener esas experiencias, estaremos en mejor disposición para PERDONARNOS a nosotros mismos, por toda la inmundicia que con esa separación hemos creado y padecido. 

 

 

Hasta que no seamos capaces de aceptar-comprender-ver-integrar que dentro de nosotros tenemos una Luz impresionante


… seguiremos evitando mirarnos al espejo, por temor a ver algo que creemos que nos aterrorizará. Cuando ¡no es posible ver otra cosa que a nosotros mismos!

 

 

REFERENCIAS:

(1) Serie de Netflix “Por 13 razones. La importancia de las palabras”, basada en un experimento social sobre el no rotundo al acoso escolar. Plantea una reflexión sobre cómo los insultos o los halagos, nos pueden afectar y condicionar en nuestra vida. 

 

(2) La importancia de la palabra humana. En el libro de los Proverbios” (Wilma Mancuello González). Es un libro que habla sobre el libro de “Los Proverbios”, describiéndolo como que manifiesta el interés y la capacidad didáctica de los sabios de Israel. Ellos presentan – fundamentalmente a los jóvenes- el camino de la sabiduría, donde para encontrarla deberán orientar su vida de forma sensata, tomando opciones bien discernidas. Por ello, insiste en el poder de la palabra y en la repercusión social de los actos en las distintas esferas de la vida. Es capaz de crear vida o muerte, generar relaciones sanas o enfermas, construir sociedades sobre la verdad o la mentira. Muestra su capacidad para desafiar nuestras prácticas, proyectos y opciones.

 

(3)  El origen del Patriarcado (Conferencia de May Montoya. Educadora infantil, escritura Creativa y Narratología,…) 

(4)  Formación de Crecimiento Interior y apertura de Conciencia. Jorge Lázaro León 

(5)  ¿Es verdad de que el hombre tiene una costilla menos? 

(6)  La influencia del Derecho Romano en el Derecho actual

(7)  ¿Para qué estudiar Derecho Romano?

 

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