Mediación: “El poder de la confidencialidad”

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Mediación: “El poder de la confidencialidad”

Un cliente de una tienda de muebles del barrio compra un sofá de 1.200€, y una vez pagados 400, no puede seguir haciendo frente al pago. El comerciante sin mas, “va y lo pone en el juzgado”. A él, a una persona trabajadora, decente y honrada que nunca se ha visto en esos sitios…

Posiblemente, este comerciante tarde mucho, mucho tiempo en ver sus 800€, incluso en el caso en que al cliente le tocara la lotería al día siguiente. Y seguro también, que ha perdido a ese cliente de por vida, e incluso, a algunos otros amigos, conocidos o familiares suyos también.

Cuando se va a mediación, lo que se reclama,  el cómo se hace, y todo lo que se dice, queda solo para las personas que participan en la mediación, es decir, queda entre las personas que tienen el conflicto, y el mediador. Las sesiones de mediación son privadas, no pueden ser grabadas y no puede participar nadie que los clientes no quieran. Sabemos que el compromiso de confidencialidad que se firma al inicio de la mediación consigue que las personas se expresen más libremente porque también  libera al mediador o mediadores de testificar luego a favor de uno u otro de los clientes. Pero no es este el único poder de la confidencialidad.

La discreción tiene un gran valor. Muchas veces no es tanto el problema lo que distancia a las personas, sino el hecho de hacer público ese conflicto, problema, discusión,… o como queramos llamarlo.

Esta discreción es positiva en cuanto que ayuda a una mejor y mas rápida solución del problema, y esto es así en la medida que la imagen de las personas no se ve dañada de cara al exterior, porque solo ellos conocen lo que sucede. Otras personas no tienen posibilidad de conocer lo que allí ha pasado, ni siquiera que allí haya pasado nada, porque en ningún sitio se publica que el Sr. A y el Sr. B tengan un conflicto y vayan a participar en una mediación. En algunos casos es muy importante, porque hay situaciones en donde hacen mas daño los comentarios que los demás hagan de ese conflicto o problema, que el problema en sí.

La confidencialidad impide una escalada del conflicto, que en la mayoría de los casos está servida nada más hacerse pública la disputa y el enfrentamiento entre las personas involucradas en el mismo. Al evitarse esta escalada, el camino hacia la comunicación y el acuerdo es mucho más propicio. He aquí esta gran ventaja o poder de la mediación, que bloquea y detiene el conflicto que ha traído a los clientes a esta extraordinaria forma de resolver  basada en la cooperación.

Juan Acuñas. Abogado – Mediador

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