Negociación hipotecaria en una mediación familiar

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¿Qué es Mediación? ¿Qué finalidad tiene la Mediación? ¿Cuáles son los pilares o valores en los que se sustenta la Mediación? ¿Cómo debe ser la actitud del mediador ante una situación de conflicto? ¿Cuál es su papel en este escenario? ¿Qué beneficio aporta a las partes que entran en un proceso de Mediación?

Estas preguntas rondan en mi mente cuando me pongo el traje de informadora sobre este proceso de Mediación en la PIMED y pienso en la responsabilidad que en ese momento tengo entre mis manos para transmitir “lo esencial de la Mediación” y el cómo hacerlo y también me cuestiono ¿Qué sabrán estas personas sobre Mediación? ¿Y sus abogados que muchas veces las acompañan? Incluso voy más allá cuando no asisten a esa sesión informativa, ¿Porqué no han venido? ¿Cómo valoran esta oportunidad que se les está ofreciendo como alternativa frente a otros procesos a la hora de resolver su conflicto?

Los mediadores somos los “guardianes” de ese concepto; un concepto que de tanto usarlo y escucharlo en nuestro día a día, “suponemos” que cuando hablamos de ello, en las mentes de todos resuena el mismo significado y la misma representación pero nada más lejos de la realidad ya que si curioseas e indagas podrás comprobar que esto no es así y que sus posturas, sus actitudes no son las tuyas.

De ahí la importancia de cuestionarnos cómo transmitimos esa información ya que el lenguaje es pensamiento que va conectado a un sentir  que nos impulsa a la hora de decidir y actuar ante una situación.

 Las representaciones que tenemos de cada concepto forman el mapa que tenemos de ese territorio que es “la realidad” y que no tiene que ser necesariamente la nuestra, la cual está condicionad por nuestra experiencia.

La exposición de nuestro compañero Gerardo Ruiz-Santacruz en la Tarde de Medición sobre “Negociación hipotecaria en una mediación familiar», haciendo eco de su experiencia personal mediante un recorrido por los diferentes casos vividos, me ayudó a desvelar muchas de las preguntas arriba planteadas. Supo transmitir desde la sencillez lo esencial de la Mediación y los valores que la sustentan y la definen. 

Si la imparcialidad, neutralidad, crear confianza, saber escuchar, comprender a las partes, paciencia, dar el valor y la dignidad a cada uno ante el otro, hacerles protagonistas y responsables del proceso, el respeto y ayudar a que puedan ver que no se trata de ganar o perder, sino que el acuerdo que se obtenga es resultado de la combinación o del encaje de lo que cada uno esperaba y mediante el cuál ambos ganan; no están como ingredientes principales para preparar un buen plato de “Mediación”, obtendremos cualquier otro, pero no precisamente este.

Todos estos ingredientes facilitarán la comunicación y un cambio de perspectiva ante cualquier conflicto independientemente de su naturaleza, al mismo tiempo que ayudará a relativizar ese miedo que sentimos ante la otra parte cuando la interpretamos como una amenaza ante quien nos tenemos que defender y eso nos incapacita y nos limita a la hora de buscar soluciones, dejando esa responsabilidad en manos de terceros como ocurre en otros procesos.

     

Ana Cabello Jiménez,  Psicóloga y Mediadora.

                                                                 

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